Desapego

06.01.2019

¿Cuántas cajas del pasado tienes guardadas en la casa de tus padres?

Desapegar es el verbo del momento y estoy segura de que has leído o escuchado mucho sobre esto últimamente, especialmente en tiempos de Marie Kondo en Netflix. Pero hoy vengo aquí para contarte mi historia con el desapego y cómo lidié con mi PASADO, quién sabe mi experiencia puede ser tu inspiración.

Refugio Emocional

Hace 11 años salí de Brasil en busca de aventuras, experiencia y autoconocimiento. Pero yo, como muchos nómadas jóvenes, siempre he usado la casa de mis padres como un REFUGIO EMOCIONAL con más de 4 cajas gigantescas del pasado no procesado. ¿Te identificas?

Una parte importante de mi formación como Professional Organizer fue experimentar y lidiar con el desapego por mi misma. Entonces, en medio del curso, visitando mi tierra natal decidí quitar esta carga de mi conciencia y de mi paciente madre.

Antes, cada vez que regresaba a mi casa en Brasil, yo abría mis cajas de recuerdos, intentando sin éxito deshacerme de algo. Esta vez, armada con nuevos conceptos y valores, logré deshacerme.

Fotos de cada recuerdo como muleta emocional

Para hacer el proceso más fácil, vestí e hice fotos de todas las cosas de las que me desapegué como una muleta temporal. Eso me ayudó a calmar el corazón que creía que los recuerdos se irían con los objetos (obviamente no). De la ropa, solo traje conmigo mi mono vaquero de la adolescencia (que uso como uniforme en algunas organizaciones) y unos Converse AllStar jeans que todavía tiene suela.

Si tiene valor, exponerlo!

De mis dos cajas grandes de la universidad, doné los libros a la biblioteca municipal y guardé un único recuerdo, el trofeo que gané en un concurso nacional de creatividad que ahora esta expuesto con mucho orgullo en mi casa aquí en España.

Donarlo, la mejor parte

Mi caja de muñecas, con todos los vestidos cosidos por mi madre, la doné a un angelito que apareció inesperadamente en la casa (la hija del electricista que venía a hacer un servicio en la casa), aunque no lo creas.

Respeta tus límites

Terminé con una pequeña caja con mis diarios y los recuerdos de mi padre, ese fue mi límite en ese momento. A partir de entonces mi músculo de desapego se fortaleció y sigo evolucionando en mi trayectoria en España, con mis clientes y conmigo misma.

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